Entre nubarrones ferrosos
la única mirada que me despierta
es la tuya cada mañana
cuando le cierras la puerta...........

David de Jesús, Madrid que arde

Proyecto de nada,
aprendiz de columna de agua,
tinto de verano 
en invierno y con blanco.
Ni puta ni cabrón,
ni Casanova ni Lilith,
libertino y libre,
amada y amante.

David de Jesús

Soy el hombre

que amas odiar.

Tu lima para escapar

de la cárcel del tedio cotidiano,

el poeta que no rima nunca,

el abogado que nunca ejerció;

el reloj que marca la hora fatal,

el amante de todas las no inmaculadas.

Un hombre, sin más

David de Jesús

Eres el eco 

translúcido de un rumor,

la fuente seca 

de un cielo de plomo.

Eres mi hormiga 

en el ámbar,

y el señuelo

del más vil amor

David de Jesús

Tengo frío

Frío eterno, de gulag.

Frío de tu despedida,

Pavor helado.

Frío de hospital,

Hierros, sueros, miseria.

Necesito tu calor,

Calor de manta nueva,

De besos adolescentes.

Dame tu sangre,

Dame de mí, tu hambre

David de Jesús

Me encantas cuando le juras
amor eterno
porque me tienes dentro.
Me fascinas leyendo
a Whitman desnuda
tu alma:
Rauda, receptiva, rimada, rodada, rufianes
Me embelesas destilando
ambrosía de tu tuétano,
que chupo con fruición.
Amada, amante, amor

David de Jesús, mil grados centrípetos

Recuérdame que seque el mar
para que llegues al fin del mundo
sin mojarte los tobillos

David de Jesús

Que tu medida eres tú misma,

y tu sonrisa, la puerta del otro lado;

que tus dedos dibujan desiertos que no queman

y tu aliento, es jardín líquido.

Que no te dejes engañar:

solo cabe amar en libertad........

David de Jesús, absenta de 70º en La Louchette Madrid

Asfalto duro y pétreo

Me lleva sereno a tu sexo.

No puedo olvidarte,

Ni olvidarte quiero...

Eres mi acido lisérgico,

Mi amarga absenta,

Mi señal de prohibido.

Eres mi apogeo etilíco

Y mi amazona sangrienta:

Delta de Venus 

Y Mercurio alado.......

David de Jesús

Azul como el cobalto de las pétreas mareas

que azotan nuestro devenir;

rojo como el añil al sol de muebles ahogados

de una vivienda que regalamos a cualquiera.

Verde, como mi mirada en tu mirada y 

la tuya en la suya, de ellos, de nadie;

blanco como la gavia del navío

sin puerto, sin derrota única.

Vacío como el libro que no escribiré,

sucio como el cobre bajo tus pies.

Arcoiris sepia, tutticolori bajo tierra.

David de Jesús, llorando sudor